La mesa de un restaurante es el lugar donde más tiempo pasa un cliente, prácticamente el 90% de su experiencia se basará en lo vivido en ella. Por ello debes dedicarle tiempo a su diseño y decoración.
Como siempre aconsejamos, antes de lanzarte a comprar todo a granel, piensa en qué tipo de restaurante ofreces, ¿moderno? ¿Especialidades de pescado? ¿tapas? Todo influye.
Desde el mobiliario, la mantelería, a los cubiertos de la mesa, la vestimenta, las cartas, etc.
La mesa, ¿convencional? ¿Alta con taburete? ¿Redonda que invita a la conversación? Hazte todas estas preguntas porque dependiendo de tu clientela potencial y del estilo de tu restaurante el estilo puede variar y además puede ser tu toque diferenciador. Por ejemplo si tu restaurante es más para familias piensa en tener alguna mesa grande para ellos o para grupos; si es más de menús diarios o comida rápida has pensado en el nuevo concepto de Table Sharing, es decir que tus clientes compartan una mesa grande con desconocidos. Puede ser una opción original y que te facilite las cosas ya que no tendrás una sola mesa ocupada por una persona.
Vajilla y cubiertos. Todo debe estar en el mismo estilo cromático que la decoración del restaurante y debe realzar tus platos que no eclipsarlos, no seas de los que ponen una vajilla tan llamativa que nadie se fija en la comida. Si tu menú es más de tapeo puede que puedas prescindir de los típicos cubiertos, vajilla o servilletas. Pon las famosas pizarras que están ahora de moda o unos cubiertos diferentes.
Mantel. Sintético, de algodón, busca el que mejor se adapte a tu servicio pero eso sí salvo que busques un efecto rompedor lo mejor es apostar por tonalidades claras como el blanco ya que da sensación de claridad y limpieza. Además de ser más fácil en caso de manchas.
A la hora de decidir la decoración propia de la mesa, fuera de lo esencial que son los cubiertos, vasos, servilleta, etc, hazlo pensando siempre en la comodidad del comensal, no pongas nada que dificulte el movimiento por la mesa impidiendo que se llegue al pan, vaso, etc. Pero además ten en cuenta que no sea un impedimento para una conversación entre los comensales de la mesa. Vamos, que sea una cena agradable sin necesidad de esquivar jarrones, velas, o cualquier otra cosa que hayas puesto sobre la mesa.